El control fronterizo de EE.UU. podría operar pronto en los aeropuertos del Reino Unido, con Edimburgo a la cabeza

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El control fronterizo de EE.UU. podría operar pronto en los aeropuertos del Reino Unido, con Edimburgo a la cabeza
El control fronterizo de EE.UU. podría operar pronto en los aeropuertos del Reino Unido, con Edimburgo a la cabeza

El aeropuerto de Edimburgo está en conversaciones con los gobiernos de EE.UU. y el Reino Unido sobre la autorización previa, que podría transformar los viajes transatlánticos de los pasajeros que salen de Escocia.

La medida sigue los exitosos modelos establecidos en aeropuertos canadienses e irlandeses.

En estos aeropuertos, los viajeros se someten a controles de inmigración y aduanas estadounidenses antes de embarcar en sus vuelos.

Este proceso les permite evitar largas colas a su llegada a Estados Unidos o conectar sin problemas con los vuelos de continuación.

Las ventajas del preclearance

Gordon Dewar, Director General del Aeropuerto de Edimburgo, destacó las ventajas de la autorización previa, entre ellas la mayor eficacia de los viajes y la mejora de la conectividad con Estados Unidos.

Destacó la comodidad: «Cuando llegas a Estados Unidos, sales por la puerta y te pones a hacer lo que sea que esperas hacer en Estados Unidos con absoluta fiabilidad».

Impacto potencial en las rutas de viaje

Según Dewar, las instalaciones de autorización previa también podrían allanar el camino para establecer nuevas rutas transatlánticas.

Explicó que muchos aeropuertos estadounidenses se enfrentan a limitaciones de capacidad internacional, pero tienen más disponibilidad para vuelos nacionales.

Al ofrecer autorización previa en Edimburgo, las compañías aéreas podrían eludir estas limitaciones y abrir rutas adicionales a Estados Unidos.

Comparación con el aeropuerto de Dublín

El aeropuerto de Dublín es un ejemplo notable del éxito de la autorización previa.

Aunque Irlanda tiene una población similar a la de Escocia, disfruta de una conectividad notablemente mayor con Estados Unidos, en gran parte gracias a las facilidades de autorización previa.

Dewar destacó el potencial de Edimburgo para repetir los logros de Dublín y mejorar sus vínculos transatlánticos.

Retos y requisitos legislativos

Aunque las ventajas de la autorización previa son evidentes, su aplicación en los aeropuertos del Reino Unido exigirá una nueva legislación.

Actualmente, la policía francesa de fronteras realiza controles en varios puntos de salida del Reino Unido, pero para acoger a funcionarios estadounidenses se necesitarán nuevos marcos jurídicos.

Dewar se refirió a las conversaciones en curso con las partes interesadas y se mostró optimista respecto al proyecto, destacando el amplio consenso sobre sus beneficios.

Calendario y perspectivas

Dewar calcula que la puesta en marcha de las instalaciones de autorización previa podría llevar de dos a tres años después de que el Reino Unido y Estados Unidos firmen un acuerdo.

A pesar de los pasos legislativos y logísticos necesarios, la iniciativa pretende transformar los viajes transatlánticos desde los aeropuertos del Reino Unido, ofreciendo a los pasajeros un viaje más fluido a Estados Unidos.

Un viaje sin interrupciones

La posible incorporación de la autorización previa en los aeropuertos del Reino Unido ofrece una mayor comodidad a los viajeros frecuentes a Estados Unidos, especialmente a los que utilizan el Programa de Exención de Visado (VWP ) y el ESTA.

El ESTA (Sistema Electrónico de Autorización de Viaje) es un sistema automatizado que determina la elegibilidad de los visitantes para viajar a Estados Unidos en el marco del VWP.

Al someterse a la autorización previa antes de la salida, los viajeros pueden acelerar su entrada en EE.UU., reduciendo los tiempos de espera y las trabas burocráticas en inmigración y aduanas.

La autorización previa combinada con el ESTA mejora los viajes de los visitantes del Reino Unido, ya que reduce los tiempos de tránsito, facilita las conexiones y aumenta la fiabilidad de los viajes a Estados Unidos.

Ampliar las rutas transatlánticas y la conectividad entre las ciudades del Reino Unido y Estados Unidos podría impulsar los viajes y fomentar el crecimiento económico y el intercambio cultural.